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Champions League: final

Ledo: 11/14
Chusky: 10/14
Page: 9/12
Nandín: 9/14
Deckard: 8/14

Reedición de la cita europea de hace dos años en Roma, aunque bien poco se parece esta a su predecesora. Hoy el United no parece aquel poderoso conjunto por plantel y juego, las bajas de Tévez y Cristiano hicieron que Ferguson mostrase de nuevo su cara más camaleónica para pelear contra esa teórica falta de talento. Por su parte, el Barça es más Barça, cada vez menos vertical, más obsesionado con la posesión y, números en mano, mejor defensivamente que los anteriores.

Por todo esto el guión no parece ofrecer sorpresas de última hora; los ingleses no tratarán de pelearle la posesión a un equipo que lleva tres años sin concedérsela siquiera a un rival -todos y cada uno de los partidos por encima del 50% de pelota-, pues no lo hicieron en su día con el Arsenal en este mismo curso. No es que los Red devils no sean capaces de mimar el balón, es que casi siempre que los hemos visto en un enfrentamiento de máxima exigencia nunca lo han necesitado para ganar e incluso para pasar por encima del rival. Ante el Schalke era mejor tenerla y así lo llevaron a cabo, otras veces y en otras circunstancias no hizo falta y se adaptaron al adversario.




Vista desde lejos la época en la que Rooney partía de banda para defender a los laterales rivales, será un fijo en la doble punta de ataque que usan este año. Entonces nos preguntábamos si acertaba el escocés con esa decisión, ahora la pregunta es:

Chicharito ¿sí o no?

Tremenda irrupción de Javier Hernández en la última etapa de la temporada, no hay razón para dejarle en el banco si la inferioridad en media cancha no te preocupa tanto como para prescindir de tal promedio de goles/partido. Hablaríamos entonces del sistema que ha utilizado Sir Álex en fechas postreras. 4-4-2 con Rooney viniendo a maquinar unos metros atrás y dos bandas muy sacrificadas pero con gran recorrido. ¿Nani fuera? Sostuvo el ataque de los diablos rojos durante dos terceras partes de la Premier y hoy se queda sin hueco en el once. Desequilibrante, sí. Desordenado, también.

En medio Carrick y Giggs -a pesar de sus escarceos extramatrimoniales- en uno de los doble pivotes menos defensivos del fútbol de primer nivel. Para superar o al menos molestar la transición de la mejor línea barcelonista alguno tendrá que inventar algo, ¿veremos a Fletcher? Es tan dinámico y bueno tácticamente como la mejor arma para romper las interacciones blaugranas. Duele dejar al mexicano en el banco pero quizás en este caso merezca la pena. La tercera vía, la pregunta que todo entrenador se ha hecho alguna vez ante Guaridola.

Presionar a toda cancha ¿sí o no?

Betis, Shakhtar y Madrid lo hicieron con resultados dispares. Nunca aguantó ninguno más de 45 minutos en condiciones reales de partido y luego quedaron demasiado expuestos. No veo probable tomar tal riesgo en una final, por lo tanto, deben ser de la partida Van der Sar; Rafael, Ferdinand, Vidic, Evra; Carrick, Giggs, Valencia, Park; Rooney, Chicharito/Fletcher. En cualquier caso esperando colocadito con total rigor posicional y buscar la velocidad en caídas a banda de los que queden sueltos arriba, que serán pocos.

El Barcelona, gran provocador de múltiples sistemas defensivos y variaciones tácticas únicamente diseñadas para un partido, poco innovará salvo que el encuentro se decante a uno u otro lado muy pronto -ojo con el acierto de los ingleses cara a gol-. Volveremos a ver a Messi saliendo de zona de centrales para dificultar su marca aunque quizás no tanto como frente al Real Madrid. Habrá que escrutar entonces en los primeros minutos si es alguno de los zagueros los que salen en su busca, o si será ese hipotético tercer centrocampista el que se encargará de lo que practicó Pepe en los clásicos de hace un mes. Las últimas noticias hablan de la entrada de Mascherano junto a Piqué, para elegir entre Puyol y Abidal en el lateral zurdo. Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Puyol/Abidal; Busquets, Xavi, Iniesta; Pedro, Villa, Messi. Lo de Keita no me lo creo.




Si las aguas fluyen por el cauce del juego de posición del Barcelona éstos refrendarán su favoritismo, pero lo tendrá que hacer ante un equipo por el que nadie apostaba hace unos meses y se ha plantado en la final de Wembley con la Premier aún caliente bajo el brazo.

F.C. Barcelona: 60%
Manchester United: 40%
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Episodio 4

Nunca pensé que un duelo entre los dos mejores planteles de Europa pudiese convertirse en un hastío que, al menos, ya ha terminado. Han sido estos cuatros partidos de todo menos una razón para divertirse, para nada podemos calificarlos como el gran espectáculo que nos quisieron vender y todo esperábamos. Una pena.
Todos y ninguno somos los culpables de la ausencia de fútbol en los cuatro partidos, se resaltó cualquier otra cosa por encima de la pelota día tras día en todos los periódicos, telediarios y charletas de barra de bar.

F.C. Barcelona: Valdés, Alves-Mascherano-Piqué-Puyol, Busquets-Xavi-Iniesta, Villa-Pedro-Messi. En los primeros minutos de partido el Barça trata de hacer algo parecido a lo de la ida con ese 4-4-2 del que ya se habló en el episodio 3, pero el Madrid va fuerte arriba y ocupa el campo blaugrana con más jugadores de lo esperado. Por ello, el partido se rompe pronto y Messi pasa a ser el falso 9 de costumbre. En defensa como siempre, fuerte presión desde los tres de arriba y con un Messi más agresivo en la misma que en otras ocasiones.

Real Madrid: Casillas, Arbeloa-Carvalho-Albiol-Marcelo, Xabi-Lass, Di María-Kaká-Cristiano, Higuaín. En el habitual 4-2-3-1 del Real Madrid de Mourinho pre-clásicos. Esta vez sí pudimos ver al Madrid desplegado con la posesión del balón y en esas ocasiones el dibujo era este; con Di María en derecha y Cristiano por la izquierda. En defensa empezó presionando fuerte, se situaba con dos líneas de cuatro más Kaká e Higuaín sueltos en la primera presión. Cuando había que ir a robar fuerte los dos volantes exteriores avanzaban hacia los laterales del Barça haciendo un 4-2-4 sólo cuando la salida del Barcelona no era del todo limpia.


Con los planes del rival claros sobre la pizarra ya pocas sorpresas se podían dar. Después de haber reaccionado por dos veces a los planteamientos rivales, en este cuarto encuentro no había nada más que poner sobre la mesa salvo la mejor versión de cada uno, eso sí, con los visitantes necesitados de arriesgar más de lo que preferirían. Mourinho introduce en el once dos cambios significativos -más allá de los relacionados con las bajas de Khedira, Pepe y Ramos- mandando al banco a Özil y Adebayor. Busca la velocidad y tenacidad del 'Pipa' en la punta y el acierto y verticalidad de Kaká en los tres cuartos. Sobre el papel parecieron cambios que hacían del equipo blanco algo más dañino, peligroso y rápido en ataque, a posteriori podemos decir que el brasileño sale bastante tocado por su incapacidad tanto en la presión como en el aprovechamiento de los espacios. Tan cierto como esto es que Özil y Adebayor no fueron ni la mitad de determinantes que en clásicos anteriores, esta vez el alemán estuvo gris y el Togolés dio un espectáculo lamentable con cuatro faltas en las que nunca quiso tocar la pelota.

Viendo los primeros 45 minutos de partido, no cabe duda que Jose acertaba sacando trivote antes que su esquema habitual frente al Barcelona. En una primera mitad en la que el Madrid trató de ir a por el Barcelona e incluso a veces quitarle la pelota, el resultado fueron cinco ocasiones de gol para los locales por ninguna para los visitantes. La concesión de espacios hace de los de Guardiola una máquina imparable. Betis y Shakhtar lo comprobaron con sus planteamientos agresivos y ayer también pudo hacerlo el Madrid. Casillas y la falta de acierto blaugrana evitó una merecida ventaja al descanso. Messi y Xavi dejaron de tener el obstáculo continuo de Pepe en sus espaldas y se sintieron libres, lo que hizo a la postre que Iniesta jugara donde mejor lo hace. No todo fue malo para el Real sólo que se toparon con un partido de Mascherano y sobre todo de Piqué, al corte, sensacional.

En la segunda mitad se dio otra vuelta de tuerca en el apremio merengue y un par de errores en la salida de balón dieron a estos opciones de anotar. Se anuló un gol a Higuaín por falta de Cristiano sobre el 'jefecito' cuando él la había recibido antes de Piqué, el árbitro debió señalar la primera y dar libre directo a favor de los blancos pero no lo hizo. Ya teníamos lío.
Por si fuera poco, Iniesta acaba de romper la línea defensiva con un preciso pase a Pedro y éste bate a Casillas por el palo corto. Fue un duro golpe en la fe madridista que sólo tuvo respuesta en una buena jugada de Di María -el mejor junto a Casillas de los blancos en el cómputo global de los cuatro asaltos- que finiquitaba Marcelo.

A partir del empate todo fueron faltas y groserías que volvieron a deslucir un partido que fue más bonito que los anteriores. No sé si fue a causa del agotamiento, pero cuando parecía más posible dar un susto al Camp Nou, el Madrid se olvidó de los buenos minutos tras el descanso y se desesperó echando por tierra las pocas oportunidades que dejaba el 0-2 de la ida.

Cuando un hecho histórico de gozar de cuatro clásicos en veinte días podría haber dejado en nuestras retinas el recuerdo de dos grandes equipos peleando bajo banderas y estilos diferentes. Uno victorioso en dos competiciones y otro dignísimo y batallador rival ganador de la tercera; en la memoria queda un ambiente de adulteración que no se corresponde con la realidad y que no beneficia a ninguno de los contendientes. Bueno sí, a 'The Special One' sí, que el siempre gana.
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