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A quién le importa

Leer el periódico no gratuito en estos meses/años funestos es una maravilla. Cada día surgen cientos de temas de debate económico, social y político que darían para rellenar veinte rotativos cada día sin repetir un topic. Las columnas dejan a un lado lo banal para tratar en menos espacio del que requerirían asuntos de una riqueza descomunal, cuando lo normal era lo contrario, ocupar líneas y más líneas de polémicas sin fuste que no durarían ni cinco minutos en una discusión de tasca maloliente y humo de pipa reflotando en el ambiente. Las páginas de sucesos caen en picado en número y las de sociedad salen refractadas de la incandescente actualidad que provocan recortes, despidos y el paro. Los periódicos son, hoy día, un centro de información y aprendizaje de primera mano y al alcance de cualquiera. Sólo hacen falta 1,20 euros y un buen rato para impregnarse de él. Café largo en el posavasos y respaldo del asiento bien inclinado.

Dando buena cuenta de un par de portadas puedes hacerte un pequeño mosaico de las propuestas ‘anticrisis’ preelectorales de los señores Rubalcaba y Rajoy. Se agradece que las promesas no se traten de regalar dinero a tutiplén o abaratar el transporte como antaño, y es que ya que no las van a cumplir, al menos que nos sirvan para saber en qué consisten las corrientes económicas más preponderantes y que enfrentan planas de Oriente a Occidente desde hace lustros.

El PSOE se desmarca de la inacción económica de su presidente y se alinea en el keynesianismo obamista de intervención estatal (el pueblo sacará al país del pozo con trabajo y buena oferta pública) y, en el otro extremo, el PP tiene vía libre para practicar lo que dicen sus directrices intrínsecas como partido, el liberalismo económico. Éstas se refieren a menor presión fiscal al empresario financiada con recortes en el gasto (las empresas sacarán al país del pozo dejando al mercado actuar libremente). Ambas válidas dependiendo en qué momento se utilizaron.


RUBALCABA

RAJOY

Menos ahorro, más consumo, más crecimiento

Más actividad empresarial, más crecimiento

Más impuestos, menos déficit

Menos cargos públicos, menos déficit

Gravar patrimonios, ‘bancos’, alcohol y tabaco

Menos administración, menos déficit

Contrario al recorte de gasto público

Menor carga fiscal a PYMES y emprendedores

No sacrificar sanidad por el endeudamiento

Austeridad según directrices europeas

Fomentar el empleo con gasto público (ayudas)

Fomentar empleo desde exenciones fiscales

Estado ingresa más y lo gasta

Estado ingresa menos, pero tb gasta menos

¿CUMPLIRÁ REQUISITOS DE DÉFICIT Y DEUDA?

¿CRECEREMOS CON TANTOS RECORTES?

DESMARCARSE DE ZAPATERO

DESMARCARSE DE ZAPATERO










Pese a diametralmente opuestas, ambas proposiciones pueden parecer válidas en el mundo de las ideas y bajo supuestos altamente restrictivos, aplicarlas al mundo real ya es otra cosa.

A primera vista surge para cada conjunto de medidas una pega principal que deberían explicar antes de ir a las urnas.

Hay que preguntarle al PSOE si Bruselas va a permitir que España aumente las partidas de gasto estatal para fomentar empleo y crecimiento pese al déficit galopante y falta de liquidez alarmante en la que se encuentra el país. Y hay que preguntarle al PP de la misma forma si no vamos directos al estancamiento o incluso a la estanflación, si tanta sobriedad no va a poder ser remolcada por empresarios que no están por la labor.

Estas preguntas se harían, por supuesto, si de verdad a alguien le interesase lo que dicen estos tipos encima del atril. Si ciertamente el ciudadano se parase a pensar en ello en lugar de votar por la inercia bipartidista arrastradera de masas. Qué fue antes ¿el huevo o la gallina?

Fuimos los ciudadanos los que nos interesamos antes por la vestimenta, cordialidad, verborrea y talante de nuestros políticos que por su posible valor como gestor fruto del analfabetismo y la incultura de fondo. O fueron ellos, que ávidos de encaramarse al trono, denostaron al rival y convirtieron cada acto político en un desfile de alta costura vacío de conocimiento que hizo perder al español la confianza en el discurso de sus representantes.

Responsables unos u otros, resulta que cada campaña atrae más asesores de imagen y psicólogos que políticos con ideas y trabajo a sus espaldas. Y por eso, nosotros, votamos a quien toca sea la mejor opción o sólo al que le toca.

Por eso tocan ahora ocho años de al que le toca.

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