Nunca pensé que un duelo entre los dos mejores planteles de Europa pudiese convertirse en un hastío que, al menos, ya ha terminado. Han sido estos cuatros partidos de todo menos una razón para divertirse, para nada podemos calificarlos como el gran espectáculo que nos quisieron vender y todo esperábamos. Una pena.
Todos y ninguno somos los culpables de la ausencia de fútbol en los cuatro partidos, se resaltó cualquier otra cosa por encima de la pelota día tras día en todos los periódicos, telediarios y charletas de barra de bar.
F.C. Barcelona: Valdés, Alves-Mascherano-Piqué-Puyol, Busquets-Xavi-Iniesta, Villa-Pedro-Messi. En los primeros minutos de partido el Barça trata de hacer algo parecido a lo de la ida con ese 4-4-2 del que ya se habló en el episodio 3, pero el Madrid va fuerte arriba y ocupa el campo blaugrana con más jugadores de lo esperado. Por ello, el partido se rompe pronto y Messi pasa a ser el falso 9 de costumbre. En defensa como siempre, fuerte presión desde los tres de arriba y con un Messi más agresivo en la misma que en otras ocasiones.
Real Madrid: Casillas, Arbeloa-Carvalho-Albiol-Marcelo, Xabi-Lass, Di María-Kaká-Cristiano, Higuaín. En el habitual 4-2-3-1 del Real Madrid de Mourinho pre-clásicos. Esta vez sí pudimos ver al Madrid desplegado con la posesión del balón y en esas ocasiones el dibujo era este; con Di María en derecha y Cristiano por la izquierda. En defensa empezó presionando fuerte, se situaba con dos líneas de cuatro más Kaká e Higuaín sueltos en la primera presión. Cuando había que ir a robar fuerte los dos volantes exteriores avanzaban hacia los laterales del Barça haciendo un 4-2-4 sólo cuando la salida del Barcelona no era del todo limpia.
Con los planes del rival claros sobre la pizarra ya pocas sorpresas se podían dar. Después de haber reaccionado por dos veces a los planteamientos rivales, en este cuarto encuentro no había nada más que poner sobre la mesa salvo la mejor versión de cada uno, eso sí, con los visitantes necesitados de arriesgar más de lo que preferirían. Mourinho introduce en el once dos cambios significativos -más allá de los relacionados con las bajas de Khedira, Pepe y Ramos- mandando al banco a Özil y Adebayor. Busca la velocidad y tenacidad del 'Pipa' en la punta y el acierto y verticalidad de Kaká en los tres cuartos. Sobre el papel parecieron cambios que hacían del equipo blanco algo más dañino, peligroso y rápido en ataque, a posteriori podemos decir que el brasileño sale bastante tocado por su incapacidad tanto en la presión como en el aprovechamiento de los espacios. Tan cierto como esto es que Özil y Adebayor no fueron ni la mitad de determinantes que en clásicos anteriores, esta vez el alemán estuvo gris y el Togolés dio un espectáculo lamentable con cuatro faltas en las que nunca quiso tocar la pelota.
Viendo los primeros 45 minutos de partido, no cabe duda que Jose acertaba sacando trivote antes que su esquema habitual frente al Barcelona. En una primera mitad en la que el Madrid trató de ir a por el Barcelona e incluso a veces quitarle la pelota, el resultado fueron cinco ocasiones de gol para los locales por ninguna para los visitantes. La concesión de espacios hace de los de Guardiola una máquina imparable. Betis y Shakhtar lo comprobaron con sus planteamientos agresivos y ayer también pudo hacerlo el Madrid. Casillas y la falta de acierto blaugrana evitó una merecida ventaja al descanso. Messi y Xavi dejaron de tener el obstáculo continuo de Pepe en sus espaldas y se sintieron libres, lo que hizo a la postre que Iniesta jugara donde mejor lo hace. No todo fue malo para el Real sólo que se toparon con un partido de Mascherano y sobre todo de Piqué, al corte, sensacional.
En la segunda mitad se dio otra vuelta de tuerca en el apremio merengue y un par de errores en la salida de balón dieron a estos opciones de anotar. Se anuló un gol a Higuaín por falta de Cristiano sobre el 'jefecito' cuando él la había recibido antes de Piqué, el árbitro debió señalar la primera y dar libre directo a favor de los blancos pero no lo hizo. Ya teníamos lío.
Por si fuera poco, Iniesta acaba de romper la línea defensiva con un preciso pase a Pedro y éste bate a Casillas por el palo corto. Fue un duro golpe en la fe madridista que sólo tuvo respuesta en una buena jugada de Di María -el mejor junto a Casillas de los blancos en el cómputo global de los cuatro asaltos- que finiquitaba Marcelo.
A partir del empate todo fueron faltas y groserías que volvieron a deslucir un partido que fue más bonito que los anteriores. No sé si fue a causa del agotamiento, pero cuando parecía más posible dar un susto al Camp Nou, el Madrid se olvidó de los buenos minutos tras el descanso y se desesperó echando por tierra las pocas oportunidades que dejaba el 0-2 de la ida.
Cuando un hecho histórico de gozar de cuatro clásicos en veinte días podría haber dejado en nuestras retinas el recuerdo de dos grandes equipos peleando bajo banderas y estilos diferentes. Uno victorioso en dos competiciones y otro dignísimo y batallador rival ganador de la tercera; en la memoria queda un ambiente de adulteración que no se corresponde con la realidad y que no beneficia a ninguno de los contendientes. Bueno sí, a 'The Special One' sí, que el siempre gana.
1 comentarios:
Robo arbitral en Champions. Desmejora la imagen del Farça su ballet histriónico realizado para provocar tarjetas rivales y engañar al árbitro, cuya efectividad quedó demostrada en la idea de Champions.
Lamentable espectáculo. Una vez más (Milán, Chelsea, Inter), al Farça le favorecen descaradamente en una semifinal de Champions. No hacía falta... pero nunca lo sabremos.
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