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Ahora no hombre...

Una nueva rotura de tibia y peroné ha hecho estremecernos con algunas instantáneas grotescas y en algunos casos de morbo y ensañamiento gratuito. A veces da la sensación de no poder dejar de mirar la dichosa foto aunque la encuentres lo suficientemente desagradable como para no mirarla una última vez.

No pinches el vínculo si no quieres poner una mueca de desagrado


Varios son ya los futbolistas que en los últimos años han sufrido un shock tal: Manuel Pablo, Djibril Cissé por dos veces, Eduardo da Silva, Grégory Coupet, Filipe Luis y Aaron Ramsey el otro día.
Esta lesión te aparta una temporada de los campos de fútbol, pero no parece influir en la confianza del afectado una vez ya está disponible para su entrenador. Manuel Pablo no es el de antes básicamente porque perdió el mejor momento físico y mental de su carrera (la fuerza de su juego se ha mantenido después del lío con Giovanella). Hombres que se lesionaron más jóvenes como Cissé o Eduardo hoy no muestran secuelas en su juego y no hay diferencia con aquel jugador que no llevaba unos pocos clavos en la pierna "mala". No es una teoría contrastada y ojalá Filipe y Ramsey me den la razón el año que viene.

Cuando un deportista se rompe los ligamentos de la rodilla o se hace la famosa triada, el tiempo de baja y recuperación es similar al de rotura de tibia y peroné; y aunque la sensación de abatimineto no sea tan grande, lo cierto es que las consecuencias suelen ser mucho peores. Esa rodilla jamás vuelve a ser la de antes, pierde sensación de seguridad en el apoyo por muy bien que salga la cirujía.
Y ahí va lo curioso que le encuentro al tema. Los brazos a la cabeza de los compañeros y la sensación extendida de lástima tienen una doble interpretación: no cabe la menor duda que ver una pierna tronchada produce pavor al que lo ve en vivo y en directo; y aún con eso, veo una dosis sentimental común a casi todos los trances independiente del simple hecho de ver a un ser humano como tú doliéndose. Ese jugador que se lesiona siempre está en un momento de forma excepcional, tiene por delante un futuro brillante y el contratiempo de la lesión le priva de un premio que tenía bien merecido. Hablemos de Manuel Pablo y el Mundial de Japón y Corea (2002) que se fue al limbo, de Eduardo, y la Eurocopa de Austria y Suiza (2008) con una Croacia muy prometedora, de Filipe y su posibilidad de ocupar el vasto espacio de Roberto Carlos en la Canarinha, o de Ramsey -jugador británico-, y más probable relevo de Fábregas para el año que viene.

Es la inconveniencia de la lesión en ese justo instante, lo inoportuno del percance lo que lleva a ponerse en la piel del otro y sobresensibilizarse con el chico.

¡¡¿Por qué a ti?!! ¿¡¡Por qué ahora!!?

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