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Estados de ánimo

El viernes llegué a casa a la una y media de la madrugada después de una cena tranquila con unos amigos y me senté delante del ordenador para amenizar la espera. La espera para un partido de la NBA que retransmitía Cuatro a las 3:10. Lo curioso es que el encuentro empezaba a las 2:00 pero como si estuviésemos en los comienzos de los 80, en España no se puede ver un partido de baloncesto americano gratuitamente y en abierto. Lo posponen una hora y cuarto por no sé qué absurda razón. Hasta aquí no hay nada raro, el año pasado era exactamente igual aún cuando tenemos casi más españoles en la NBA que muchos equipos ACB en sus plantillas.
Mientras esperaba, encendí la televisión y puse Cuatro por si había cambio de planes (pobre de mí). Para mi sorpresa, estaban retransmitiendo desde hace una hora y media y durante otra más un programa de hábitos, resolución de dudas y destrucción de mitos sobre sexualidad. Estaba confuso. Especialistas estadounidenses doblados con voces inquietantes se entremezclaban con escenas de sexo explícito y películas porno. Lo primero fue bajar el volumen para no despertar a familia y vecinos con gemidos de ultratumba. Lo segundo, atender a lo que tenía delante. Las explicaciones científicas y sensatas de tipos con gafas de culo de vaso se confundían con excentricidades de toda clase. El programa, directamente editado desde el averno se da a conocer como La Guía Sexual del siglo XXI. Espeluznante. Me encontraba a caballo entre la indignación, la incredulidad y una pizca de ira descontrolada. El partido comenzó y me dormí antes de que terminase el segundo cuarto, taza de café por delante.

Hoy entraba en el servicio dispuesto a afeitarme mi reprobable barba incipiente. Me cae mal y yo le caigo mal a ella, ambos lo sabemos y convivimos acorde a ello. Yo la maldigo cada día y ella me propina picores a destiempo, quid pro cuo. No hay espuma, mierda! De nuevo esa sensación de odio irracional enredada con agnosticismo. Bueno, no pasa nada, ya lo he hecho otras veces. Engancho mi Gillete, la del anuncio del taller de coches. Cuando la banda verde se pone blanca hay que cambiar la cuchilla. Como los neumáticos de los coches. La metáfora queda guay en la publicidad pero unas ruedas desgastadas no te hacen llorar de dolor. Eso fue lo que hice en cuanto acerqué el acero o lo que dios quiera que sea a la cara. Qué horror. En un gesto instintivo empecé a respirar por la boca y nariz indistintamente y a toda velocidad a la vez que pasaba la cuchilla una y otra vez. El dolor se había ido. Me sentía como una mujer barbuda dando a luz o Drenthe hiperventilando tras el penalti que forzó en el derbi. O al menos eso reflejaba el espejo.






A que venía esto..., ah sí, los estados de ánimo. Me fijaba ayer en el partido del Mallorca y me llamó la atención la comunión total de los once hombres de Laudrup. Últimamente me gusta fijarme en las celebraciones de los goles, pero no miro al que lo marca, sino al resto. Si hay piña, rabia o si levantan los brazos al unísono. Habla mucho de cada conjunto. Llegan hombres nuevos pero los elefantes del vestuario no les dejan hacerse con el mando o implantar la desgana en el césped. Martí, Ramis y compañía mantienen el grupo unido, no hay ego ni egos. Lo mismo para el Racing o la Real Sociedad, que no así para Málaga o Sevilla. Esto es precisamente lo que más me gusta de este "nuevo" Real Madrid, que marca el quinto al Racing en el Bernabéu y van todos a celebrarlo, como UNO. Casillas se ha convertido en un poderoso capitán, domina el ánimo de sus compañeros y se encarga de salir al encuentro de las críticas en los momentos más complicados. Justo lo que le hace falta a un equipo campeón. El éxito al fin y al cabo es consecuencia de la actitud.
¿Acaso se le ha olvidado a Tiger jugar al golf? ¡Le ha dejado su mujer por dios! no su entrenador o su hada madrina. Mientras se mensajeaba con sus furcias y su mujer le esperaba en casa ignorando la cornamenta que se le topaba con el techo Tiger metía las bolas, ahora ya no. Por eso los grandes campeones son gente de lo más común, capaces de mantener su ánimo constante. Mentes centradas que distinguen bien lo bueno de lo malo. El resto supongo que no se darán por aludidos.

Y qué es la vida sino un cúmulo de estados de ánimo que se solapan los unos con los otros.

3 comentarios:

Gon

jajaja soy gonzalo ya sabia que eras nandin jajaja me ha encantado lo de a mi no me cae bien la barba y yo a ella tampoco jajaja, y tu tranki que seguire escribiendo en mi blog para que la gente se siga hecahndo unas risas jaja un saludo desde londres

Soy un Paranoico

Si yo me beneficiara a las jamelgas que se ha trajinado Tiger Woods, también metería las peloticas y sería nº1 del Golf.

Curioso que a Federer le ha empezado a ir mal cuando se ha casado y ha tenido esposa...

Nandín

Quizás sea eso: ha dejado de meter la pelotita por haber dejado a sus "amigas" no porque su mujer le haya dejado a él.

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