Un partido de la 19ª jornada de Premier League que enfrentaba a Arsenal y Aston Villa iba a convertirse en una pieza de coleccionista aún tratándose de una cinta de VHS. Todo corría dentro de la normalidad, una normalidad trepidante de dos equipos entregados al fútbol más vertiginoso y emocionante. Le faltaba belleza, brillaban Dunne y Song por encima de Arshavin y Ashley Young..., le faltaba algo.
En tanto que el alsaciano saca la libreta en el descanso y lee: "saca a Fábregas si en el minuto 55 no vamos ganando, merece la pena el riesgo de recaída de su lesión"
Y no sólo da entrada en el campo a Cesc, si no que deja la zona de entre líneas libre para el catalán quitando a un más que decente Eduardo en un movimiento de maestro.
Entonces el partido iba a cambiar, todos esperan al crack, al capitán, a la clarividencia elevada a la máxima expresión ¡¡en un chico de 22 años!!
Hoy Francesc Fábregas nos tenía reservados 27 minutos de un manjar tan dulce que aturdía por momentos.
Hasta el "spanishfanatismo" de Petón parecía encajar con la realidad, el campo ahora parecía más rápido, la pelota estaba teledirigida, la balanza de la posesión se decantaba más y más en favor de los gunners y todo parecía tener sentido cuando pasaba por las botas del 4.
Los goles mostraron su dominio sobre todas las facetas del juego, el golpeo de falta directa y el contra ataque tienen un hueco en la cabeza privilegiada del de Arenys.
Sin embargo lo más importante de la media hora escasa que disfrutaron en el Emirates fue la manera de controlar un partido de tal embergadura como si se tratase de un encuentro del mundial sub-17 celebrado en 2003 (en el que estaba también un tal Messi). Hoy día tiene la misma capacidad de marcar gol, asistir y manejar a su antojo a 21 tíos como tenía entonces (9 goles y 10 asistencias en el ecuador de la liga inglesa así lo indican).
Tuvo Cesc su particular regalo de Boxing Day en forma de ovación antes de terminar el partido. Si bien la lesión empañó la sensación de absoluto clímax extendido, todo mereció la pena, ya lo creo que mereció la pena.
**Impagable la reacción de Wenger tras el 2º gol**
En tanto que el alsaciano saca la libreta en el descanso y lee: "saca a Fábregas si en el minuto 55 no vamos ganando, merece la pena el riesgo de recaída de su lesión"
Y no sólo da entrada en el campo a Cesc, si no que deja la zona de entre líneas libre para el catalán quitando a un más que decente Eduardo en un movimiento de maestro.
Entonces el partido iba a cambiar, todos esperan al crack, al capitán, a la clarividencia elevada a la máxima expresión ¡¡en un chico de 22 años!!
Hoy Francesc Fábregas nos tenía reservados 27 minutos de un manjar tan dulce que aturdía por momentos.
Hasta el "spanishfanatismo" de Petón parecía encajar con la realidad, el campo ahora parecía más rápido, la pelota estaba teledirigida, la balanza de la posesión se decantaba más y más en favor de los gunners y todo parecía tener sentido cuando pasaba por las botas del 4.
Los goles mostraron su dominio sobre todas las facetas del juego, el golpeo de falta directa y el contra ataque tienen un hueco en la cabeza privilegiada del de Arenys.
Sin embargo lo más importante de la media hora escasa que disfrutaron en el Emirates fue la manera de controlar un partido de tal embergadura como si se tratase de un encuentro del mundial sub-17 celebrado en 2003 (en el que estaba también un tal Messi). Hoy día tiene la misma capacidad de marcar gol, asistir y manejar a su antojo a 21 tíos como tenía entonces (9 goles y 10 asistencias en el ecuador de la liga inglesa así lo indican).
Tuvo Cesc su particular regalo de Boxing Day en forma de ovación antes de terminar el partido. Si bien la lesión empañó la sensación de absoluto clímax extendido, todo mereció la pena, ya lo creo que mereció la pena.
**Impagable la reacción de Wenger tras el 2º gol**
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