El pasado fin de semana se ha disputado el primer Gran Premio de Fórmula Uno de la temporada; Ecclestone, en otro alarde de inconsciencia y despotismo ha vuelto a dar un vuelco en la normativa. El precepto, como siempre, primar el espectáculo por encima de cualquier orden preestablecido o estructura competitiva (como existe en el resto de disciplinas deportivas relacionadas con el motor).
Las nuevas normas necesitan mucho tiempo y espacio de reflexión, no es mi propósito analizarlas en profundidad así que lo mejor es consultar una buena página de referencia.
El GP de Australia se disputa en un circuito especial con particularidades muy marcadas que suelen hacer de él una toma de contacto o un espacio para el espectáculo más que una piedra de toque o un buen modelo donde medir las posibilidades de cada uno; para eso, se suele decir que hay que esperar a Malasia -cronológicamente situado segundo o tercero dentro del calendario en los últimos años-.
La sensación general del público medio es de decepción mientras que la opinión de algún especialista puede parecer contraria, existe hasta fascinación por la nueva guerra de estrategias que abren los neumáticos Pirelli. Ambas visiones se acaban fusionando en una atmósfera agnóstica en la que me encuentro yo.
Podemos destacar aspectos positivos como la variedad de estrategias de paradas en boxes y cómo fueron todas relativamente válidas y exitosas siempre que se ejecutaron debidamente. Vettel y Hamilton dominaron la prueba con la tática que a priori parecía más efectiva (2 detenciones en el box). Alonso, por ejemplo, aprovechó su buen ritmo para remontar en tres cambios de ruedas e incluso hubo una tercera vía triunfante, Sergio Pérez con su Sauber sólo se detuvo en una ocasión para conseguir un resultado brillante que luego les quitó la FIA por razones desvinculadas al uso de las gomas.
A su vez, vimos más adelantamientos de lo que suele ser costumbre, o al menos resultaron más propicios. Pese a no haber sido una revolución el alerón trasero regulable (DRS), hay optimismo de cara a la próxima carrera, donde la recta principal es más extensa y viene acompañada de una fuerte frenada -cosa que no ocurría en Australia por una mala elección del punto de activación del dispositivo-.
En contraposición a estas esperanzas, hay voces en el paddock que han observado que el desgaste de los Pirelli no va a ser creciente a medida que aumente la temperatura sino todo lo contrario, piensan que tenderán a ser más estables, lo que nos llevaría de nuevo al oasis estratégico posterior a la prohibición de los pitstops, mal asunto.
En cuanto a lo introducido para fomentar los adelantamientos, las dudas sobre el alerón móvil le surgen incluso a Charlie Whiting que, como todos, espera que en Sepang muestre el propósito que tenía antes de comenzar; si no, revisarán la regla.
Por último y en relación a todo lo anterior hay que hablar de la igualdad. En la tarde del sábado se supo que Red Bull no montaba el KERS, tan sólo uno pequeño sólo para la salida que no comprometía la fiabilidad ni el vertiginoso paso por curva del coche austriaco. Con esta noticia se pensó que podían sufrir en carrera pese a la suficiencia que mostraron en clasificación, pero no fue así. Tan sólo un chasis defectuoso evitó un doblete de los de las bebidas energéticas. Sospechando que en próximos circuitos la importancia de la ausencia del KERS será superior con rectas de mayor longitud, Horner y Marko ya han saltado para afirmar que su coche montará el sistema de recuperación de energía cinética convencional en Malasia, echando así por tierra cualquier margen a la debilidad de los actuales campeones del mundo. Creen que pueden ser aún más rápidos.
Uniendo esto al buen cuidado de las gomas experimentado por el monoplaza de Vettel en Australia -incluso por encima de los Ferrari, 'famosos' precisamente en este apartado-, la emoción de la competición puede verse muy comprometida en este curso. Si quitamos de la ecuación los problemas mecánicos que la máquina de Newey tuvo la temporada pasada, podemos enfrentarnos a una desigualdad que ayudará más bien poco a mantener al público frente al televisor. El feeling es que la temporada pasada no ha terminado, que nos encontramos en una prolongación del repaso técnico que Red Bull comenzó hace dos años.
Ya pueden espabilar las flechas plateadas y sobremanera las balas rojas, que con metáforas de este estilo y llamativas promos no van a ganar el campeonato.
1 comentarios:
No obstante:
http://www.caranddriverthef1.com/formula1/articulos/2011/03/30/analisis-numerico-del-gran-premio-australia-2011
Publicar un comentario