Mi primer balón de baloncesto, de goma, arapiento y con una rugosidad desagradable al tacto, era el mejor que había tenido en mi vida, el primero. Era mío y me daba la independencia suficiente para bajar a "echarme unos tiros" siempre que quisiese. Empezó a desgastarse y comenzaron los remiendos, le salían rajas y había que poner apaños aquí y allá. Me gustaba jugar al baloncesto pero, ¿lo suficiente como para comprar otro balón nuevo?
Proyecciones cinematográficas, búsquedas vacías de excelencia deportiva, éxitos en las dos parcelas y vuelta al primer panorama con la sección de baloncesto. Florentino promete.
Ficho al mejor entrenador disponible, conoce el idioma y la competición europea es la rutina de cada de día de Ettore Messina, éste cree que puede hacer cambiar el Real Madrid desde dentro y piensa que esta decisión es el símil de comprar un balón nuevo, de cuero y con ese tono ocre que enciende la vista. Lo que no sabe es que su presidente ha puesto un buen parche al balón de siempre. Y no sólo eso, si no que la prensa de Madrid tiene la misma sensación que el entrenador cuando firmó. Es la apuesta definitiva, ahora o nunca.
Pide Messina por la boca y se la tapan con medios fichajes y accediendo a ciertas peticiones. Tragan con Papadopoulos -a la postre el gran fallo del italiano, el que más caro le ha costado en su eterno anhelo por un pívot dominante- pero no con Siskaukas u otras estrellas de la Euroliga. Señores, para ganar a esto hay que tener equipos plagados de cracks, miren las plantillas de Panathinaikos, Olympiakos, CSKA y Barça en los últimos cinco años. En Madrid se siguen poniendo parches al juego del plantel, pívot joven por aquí cuando hace falta una referencia, alero "anotador" por allá cuando se necesita un nuevo Bullock que quiera la pelota siempre, y así una y otra vez. La plantilla adolece de un buen sofá y compras una silla ergonómica (en términos Benítezianos, permítaseme la expresión). Messina calla y la prensa le mete sopapos por cada derrota, por cada demostración de que no se puede pelear con lo que tienes contra Navarro, Ricky, Mickeal, Morris, Ndong, Vázquez, Lorbek...
Hombre! Si es que cualquiera de todos estos sería la maldita estrella del Madrid y metería 20 o más puntos por partido!
Más pinchazos y con ellos más parches, más recosidos que bien diferían de lo que pedía la dirección técnica. El ya ex-entrenador del Real Madrid fija parte de la culpa de su dimisión por la presión continua de la prensa sobre su imagen y su trabajo, a mí eso no me cuadra del todo. Hemos visto decenas de veces al técnico italiano abroncar a sus jugadores por situaciones concretas en pleno partido, hacer aspavientos en la banda por una mala defensa o una decisión errónea en ataque. El desgaste acumulado en la relación entrenador-jugador tiene que haber sido tremendo. Forzar al talentoso Tomic a ser cada día el dominador de la pintura que podrá ser en unos años, guerrear día a día por convertir a Velickovic en un jugador intenso cuando jamás lo será o lamentarse airadamente por los lanzamientos fáciles que fallan ciertos jugadores porque básicamente no tienen el talento suficiente. Esa tiene que ser la razón fundamental para que los jugadores pierdan la confianza en su preparador, y que éste apenas pueda mirarles a la cara para pedirles un esfuerzo más. Sólo por eso alguien puede ser capaz de romper un vínculo de forma amistosa en el que renuncias a un año y medio de contrato, a unos pocos millones de euros y a la más que probable oportunidad de disputar una Final Four más de una Euroliga que ya has ganado cuatro veces. Sabe de qué va la cosa. El parche más valeroso del Madrid de baloncesto ha pasado de agrietado a resquebrajado.
Quizás los fichajes y el pago de los sueldos de Spanoulis, Teodosic o Schortsianitis -entre otros- no sean rentables económicamente a día de hoy, pero ver desfilar a aficionados madridistas por la Caja Mágica a mitad del último cuarto tampoco creo que traiga grandes rendimientos ¿cierto?
Esto y esto, señor Florentino, es todo mentira.
Proyecciones cinematográficas, búsquedas vacías de excelencia deportiva, éxitos en las dos parcelas y vuelta al primer panorama con la sección de baloncesto. Florentino promete.
Ficho al mejor entrenador disponible, conoce el idioma y la competición europea es la rutina de cada de día de Ettore Messina, éste cree que puede hacer cambiar el Real Madrid desde dentro y piensa que esta decisión es el símil de comprar un balón nuevo, de cuero y con ese tono ocre que enciende la vista. Lo que no sabe es que su presidente ha puesto un buen parche al balón de siempre. Y no sólo eso, si no que la prensa de Madrid tiene la misma sensación que el entrenador cuando firmó. Es la apuesta definitiva, ahora o nunca.
Pide Messina por la boca y se la tapan con medios fichajes y accediendo a ciertas peticiones. Tragan con Papadopoulos -a la postre el gran fallo del italiano, el que más caro le ha costado en su eterno anhelo por un pívot dominante- pero no con Siskaukas u otras estrellas de la Euroliga. Señores, para ganar a esto hay que tener equipos plagados de cracks, miren las plantillas de Panathinaikos, Olympiakos, CSKA y Barça en los últimos cinco años. En Madrid se siguen poniendo parches al juego del plantel, pívot joven por aquí cuando hace falta una referencia, alero "anotador" por allá cuando se necesita un nuevo Bullock que quiera la pelota siempre, y así una y otra vez. La plantilla adolece de un buen sofá y compras una silla ergonómica (en términos Benítezianos, permítaseme la expresión). Messina calla y la prensa le mete sopapos por cada derrota, por cada demostración de que no se puede pelear con lo que tienes contra Navarro, Ricky, Mickeal, Morris, Ndong, Vázquez, Lorbek...
Hombre! Si es que cualquiera de todos estos sería la maldita estrella del Madrid y metería 20 o más puntos por partido!
Más pinchazos y con ellos más parches, más recosidos que bien diferían de lo que pedía la dirección técnica. El ya ex-entrenador del Real Madrid fija parte de la culpa de su dimisión por la presión continua de la prensa sobre su imagen y su trabajo, a mí eso no me cuadra del todo. Hemos visto decenas de veces al técnico italiano abroncar a sus jugadores por situaciones concretas en pleno partido, hacer aspavientos en la banda por una mala defensa o una decisión errónea en ataque. El desgaste acumulado en la relación entrenador-jugador tiene que haber sido tremendo. Forzar al talentoso Tomic a ser cada día el dominador de la pintura que podrá ser en unos años, guerrear día a día por convertir a Velickovic en un jugador intenso cuando jamás lo será o lamentarse airadamente por los lanzamientos fáciles que fallan ciertos jugadores porque básicamente no tienen el talento suficiente. Esa tiene que ser la razón fundamental para que los jugadores pierdan la confianza en su preparador, y que éste apenas pueda mirarles a la cara para pedirles un esfuerzo más. Sólo por eso alguien puede ser capaz de romper un vínculo de forma amistosa en el que renuncias a un año y medio de contrato, a unos pocos millones de euros y a la más que probable oportunidad de disputar una Final Four más de una Euroliga que ya has ganado cuatro veces. Sabe de qué va la cosa. El parche más valeroso del Madrid de baloncesto ha pasado de agrietado a resquebrajado.
Quizás los fichajes y el pago de los sueldos de Spanoulis, Teodosic o Schortsianitis -entre otros- no sean rentables económicamente a día de hoy, pero ver desfilar a aficionados madridistas por la Caja Mágica a mitad del último cuarto tampoco creo que traiga grandes rendimientos ¿cierto?
Esto y esto, señor Florentino, es todo mentira.
1 comentarios:
Yo pensando que iba a ser una entrada intimista y personal por el primer párrafo, y resulta que es sobre Messina. Ni puta idea de los que hablas xD. Bueno, más que xD el emoticón sería de esta cara:http://images2.memegenerator.net/ImageMacro/5659021/NO-TENGO-NI-PUTA-IDEA.jpg?imageSize=Medium&generatorName=Yao-Ming-meme
Estoy fuerísima del Basket.
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